Hearts In Vietnam
Se aconseja la lectura de este análisis con el acompañamiento de la banda sonora contigua
Es un axioma que cada año tengamos la sempiterna lista de escritores que deberían ser nominados o haber ganado tal o cual premio. Y King es uno de los clásicos de esas quinielas. No es mi intención entrar a debatir aquí sobre si Nobel sí, Nobel no o Pulitzer sí, Pulitzer no*; pero sí que quiero aprovechar, mediante el “My say” de este libro (sobre todo de ESTE libro), para reivindicar su calidad literaria y posicionarme del lado de los que abogan porque King sea considerado de facto uno de los grandes.
Sí, ha ganado el National Book Award (2003), ha sido nominado ¡50! veces para el Locus. Ha ganado 6 British Fantasy, 1 Hugo, 10 Bram Stoker (de 29 nominaciones). Pero flaco favor se hizo él mismo al decir que “era a la literatura lo que McDonald’s a la gastronomía”. Sus detractores se escudan y amparan en sus palabras para criticarlo sin haberlo leído o haberlo hecho con una opinión formada previamente. Y eso impide que se le pueda tener en consideración fuera de los premios de la literatura de género.
Desgraciadamente Corazones en la Atlántida, ni es de los preferidos de los fans de King (por lo amplia de su bibliografía), ni reúne las características para ser premiado como una de las “grandes novelas americanas”: porque para recibir premios de literatura genérica no puedes escribir terror, ciencia ficción, ni fantasía.
Otro axioma.
*Los grandes “literatos” siguen obstinados en castigar a todo aquello que se salga de “la norma”. Ya puede ser tanto terror como humor, que no pasará el corte. Hay excepciones, sí, pero son eso, excepciones a la regla: “La conjura de los necios” de J.K. Toole, y “La Carretera” de C. McCarthy en las últimas 4 décadas. Sí, en 44 años, 2 Pulitzer fuera del establishment.
El año de publicación de Corazones en la Atlántida (1999) el ganador del Pulitzer fue “Las Horas” de Michael Cunningham, novela de ficción histórica sobre la vida de Virginia Woolf. El año siguiente, la ganadora fue Jhumpa Lahiri por una colección de 9 relatos titulada “Interpreter of Maladies”. El libro “Corazones en la Atlántida” de King es una colección de 5 relatos de ficción histórica, así que encaja en la pauta de los premiados de la época. ¿Por qué no podría haber sido él el ganador?
¿Qué nos cuenta corazones en la Atlántida?
Primero de todo decir que son 5 historias conectadas entre ellas. En su conjunto tenemos una novela coral, donde conocemos, en el relato más largo de todos y ambientado en 1960, …
HAMPONES CON CHAQUETAS AMARILLAS
…a nuestros personajes principales. Y a lo largo de este y los siguientes 4 relatos vamos a ver como crecen, evolucionan, sus vidas se distancian, se vuelven a cruzar…y todo ello con el epicentro de los turbulentos finales de los 60, con la guerra de Vietnam como omnipresente telón de fondo general, y con una de las grandes transformaciones de los EEUU por aquel entonces: el nacimiento de los movimientos pacifistas en las universidades de EEUU.
*En el mismo momento de escribir esto no hago más que ver que la historia se repite. En las universidades americanas se está produciendo un crecimiento de acampadas y manifestaciones pro-Palestina y contra el genocidio que se está cometiendo contra este pueblo. Y la policía está actuando ahora tal cual se narra en el libro, que acontece hace 60 años: detenciones masivas y arbitrarias de gente que está manifestándose contra la guerra. Es demencial.

Como he dicho al principio del texto, esta novela no podía ser premiada porque toca uno de los palos prohibidos: en este caso la fantasía. Este primer relato tiene una profunda conexión con La Torre Oscura que a los ojos de un profano puede sonar a incomprensible (¿Disgregadores?, ¿KA?, ¿unos extraños mafiosos que visten con largos abrigos amarillos y que circulan en ostentosos coches que parecen seres vivos?). Pero si cambias a estos hampones de la historia por “simples” mafiosos, y sacas las referencias a La Torre, la ficción es totalmente legítima.
Y es en este primer relato donde tenemos al King más costumbrista. Los principales personajes, Bobby Garfield, Carol Gerber y John Sullivan tienen 11 años en 1960. King nació un año y poco antes que Bobby, por tanto todo lo que explica de la forma de vida en aquel entonces, es SU vida: Bobby adora leer; Bobby adora “El señor de las moscas” (una de las eternas referencias de King en su obra); Bobby vive solo con su madre; Bobby…tiene una vida muy similar a la que tuvo King aquellos años. Y aquí hace lo que mejor sabe hacer: decorar toda la historia sin que te des cuenta. Te habla del beisbol, de los estudios, de las vacaciones, parques de atracciones, del placer de ir al cine, de los acosadores en las escuelas, de los primeros noviazgos, el primer beso. ¿¿¿Y cómo haces que todo esto encaje en una historia de La Torre Oscura??? Porque es King.
Cualquier escritor puede contarte una historia con su argumento, concentrado en lo que te está diciendo. Pero King te cuenta además de ese argumento las intrahistorias que rodean a los personajes. Te cuenta varias a la vez sabiendo que es más importante el cómo se cuenta y adorna el relato, que la propia historia central en sí.
No os voy a explicar nada más de este primer capítulo, pero sí deciros que la conexión con La Torre Oscura es principalmente por un personaje que posteriormente veremos en La Torre VII. Y hasta aquí puedo leer.
Y saltamos a los años universitarios y al relato que da nombre al título de la colección…
CORAZONES EN LA ATLÁNTIDA
Nuestros amigos han crecido. Ya tienen 17 o 18 años y toca ir a la universidad. Y aunque la historia principal es narrada por un nuevo personaje (Al que no nos presenta. Nos va a costar saber cómo se llama), posteriormente veremos su relación con alguien conocido. Estamos en 1966 y la guerra de Vietnam está en pleno apogeo, requiriendo de carne joven constantemente para alimentar la máquina. Los estudiantes saben que si dejan la universidad pueden ser llamados a filas, pero ni ese temor les hace tomar conciencia de la fragilidad de sus vidas, de que hoy están viviendo en la comodidad de sus habitaciones del campus y mañana pueden estar en la salvaje jungla intentando sobrevivir un día más.
Todo el relato se centra en una adicción. A las cartas. Exactamente a un juego de cartas llamado Corazones que ha llevado a todos los estudiantes (masculinos) de la universidad de Maine en Orono (no la misma en la que estudió King, pero muy similar) a despreocuparse de sus clases con la consabida frase del adicto de “lo dejo cuando quiera”. Pero los exámenes parciales van cayendo, las notas cada vez son más bajas y si no superan la media, en enero serán expulsados directamente desde la universidad hasta el valle del Drang. Pero son jóvenes y se creen inmortales. Y lo dejan cuando quieran.
King nos deleita una vez más con sus conocimientos musicales que aderezan todo este relato y que además conforman el título del libro. En cierto momento el personaje principal de esta parte escucha una “dulce y estúpida canción sobre la Atlántida” de Donovan Leitch. A partir de este punto hace continuas referencias al hundimiento de esta civilización perdida, lo que en la novela sirve como contrapunto a la sensación de pérdida constante, de melancolía, en que se sumen gran parte de los relatos. De esta combinación de euforia y desconsuelo sale el título de “Corazones en la Atlántida”.
Y también aquí King vuelve a dejar su impronta personal al mostrarnos los tímidos nacimientos de los movimientos pacifistas que él vivió en primera persona. Esta es, tal vez, la parte más personal de King en esta novela, pues el entró en la universidad siendo republicano y reconoce que era pro-Nixon, pero acabó pasando poco a poco al bando demócrata como muchos de los chicos de este relato y asistiendo a manifestaciones pacíficas y pacifistas (principalmente, sentadas en los campus). Durante esta narración compartimos los debates introspectivos de muchos jóvenes que nunca se habían planteado si lo que hace el gobierno es siquiera discutible y no digamos criticable. Y vemos como algunos que, considerándose inicialmente republicanos, acaban abrazando la causa de los “hippies” y participando en manifestaciones contra la guerra. Primero pacificas, pero muchos no están dispuestos a poner la mejilla constantemente y se plantean manifestarse de manera “menos sosegada”.
Pero no nos equivoquemos. No es un panfleto político defendiendo las bondades de un bando o de otro. Es un reflejo de los momentos convulsos vividos en aquellos años en USA y una fotografía del cambio de la sociedad estadounidense, de la insubordinación, la resistencia y la desobediencia de muchos que dejaron de creer en el tío Sam. Pero vista por los ojos de niños que no sabían que estaban cambiando el mundo.
WILLIE EL CIEGO
Corre el año 1983. Un americano de clase media se levanta bien temprano cada mañana para levantar el país. Y como cada mañana va en tren hasta su oficina en Nueva York para tirar adelante su negocio. El gran sueño americano en su máxima expresión. Pero ese gran sueño americano como veremos en breve es pura fachada. Se aguanta con engaños, podredumbre, caridad, misericordia y culpa; mucha culpa.
Willie es un excombatiente condecorado de Vietnam. Ha vivido las atrocidades de aquella guerra y ahora solo vive por y para pedir perdón de todas las maneras posibles. Pero su expiación se centra en una figura y unos hechos que nos dejan atónitos. Cuando creemos que su flagelación es por matar a inocentes en una guerra, todo se simplifica volcando su aflicción por lo sucedido con un bate de beisbol en su infancia.
Y como decorado de fondo vemos las diversas caras de la gran manzana. Todo ello salpicado con los recuerdos de las atrocidades sufridas y cometidas por los soldados de USA, evocaciones que no pueden marchar de la mente de Willie y con quien conoceremos algo más de la vida de nuestr@s amig@s del pasado.
Por cierto, él, Willie, también sale en la primera historia.
¿QUÉ HACEMOS EN VIETNAM?
El relato más crudo y descarnado de la historia. Corre el año 1999, en una reunión de antiguos combatientes para “celebrar” algo que cada vez va a ser más común con el paso de los años: el fallecimiento de algún compañero. Se nos muestra en una conversación entre un antiguo soldado y su teniente, una crítica a todo lo vivido aquellos años y a la pregunta eterna de ¿Qué coño fuimos a hacer allí? ¿Para qué todo aquello? Se habla del estrés postraumático de los soldados, del cáncer (mucho más alto porcentualmente en ellos de lo que les tocaría, probablemente por el Napalm), los suicidios, el desprecio de la sociedad hacia lo que hicieron, los muchos divorcios, el tabaco, la vida civil…y todo ello aderezado con los recuerdos de entonces que a algunos no les han abandonado (¡físicamente incluso!) a pesar de que han pasado ya 30 años.
Vemos como han rehecho sus vidas, pero Vietnam no ha salido de ellas. Está en todo lo que hacen, dicen o piensan. Y así va a ser hasta el día en el que mueran.
SE CIERNEN YA LAS SOMBRAS DE LA NOCHE*
*Título sacado del inicio de la canción de The Platters (Twilight time)
Naturalmente faltaba el lazo que cerrara el paquete. Un hecho sucedido al final de la última historia es el que abre esta, así que seguimos en 1999, como se dice en la narración “el último verano antes del 2000” (recordemos que ese fue el verano del fatal accidente de King). Nuestros amigos del principio ya tienen 50 años y aquí necesitamos saber qué ha sido de alguno de ellos de los que no teníamos información desde hace muchos años. Vamos a rellenar algún hueco de historias pasadas y vamos a tener visitas inesperadas tanto personales como materiales.
Y la vida sigue.
Para algunos.
El resumen conjunto de estas 5 historias podría ser el despertar de la conciencia americana. El quitarse la venda de los ojos o las orejeras para tener más amplitud de miras. El nacimiento de un sentido crítico que hasta aquel entonces había estado dormido en el pueblo americano, donde nada se criticaba porque nada era criticable. Y sí, también se habla de La Torre.
Pero este libro es mucho más que eso. Merece una lectura, una relectura, y mucho más.